El apego ¿emoción positiva o negativa?

Hola a todos, mi nombre es Erika y voy a estar compartiendo por este espacio algunos artículos relacionados con la aplicación de la psicología en nuestra vida diaria, especialmente sobre aquellas situaciones de las que no estamos conscientes y que pudieran estar afectando nuestra relación con nosotros mismos y los demás.

Hace unos días estaba viendo una publicación en Facebook que hablaba sobre emociones negativas y dentro de ellas apareció el “apego” y los comentarios no se hicieron esperar, que si era una buena emoción y necesaria o si era una emoción tóxica, por lo que decidí realizar un breve análisis con la intensión de desmenuzar el concepto y comprenderlo mejor.

El apego se define como la forma en que una persona busca y mantiene cercanía con otra persona que le representa una imagen de sabiduría y protección. Y se genera cuando somos pequeños y necesitamos el cuidado de un adulto, la figura de apego comúnmente será la madre, pero puede ser alguien que proporcione los cuidados, así como la protección física y emocional que el niño requiere. Pero a medida que vamos creciendo, esta figura de apego puede cambiar, así que puede convertirse en otra persona como la abuelita, el tío, la novia, el esposo, los hijos, los nietos, etc. o también puede ser un grupo religioso o incluso cosas materiales como una casa, un automóvil, etc.

Imaginemos a un niño de un año que toma de la mano a uno de sus padres mientras acaricia a un cachorro o cuando entra a un lugar oscuro buscando la protección, si el padre reacciona de forma amable y cariñosa, el niño se sentirá seguro de continuar experimentado, al repetirse estas situaciones en otras experiencias el niño poco a poco será más independiente y dejará de buscar la protección del adulto. Pero si el padre le niega la protección y castiga la petición del cuidado diciéndole “no seas miedoso, no seas llorón, aguántate”, el niño comenzará a reprimir la forma en que expresa sus emociones, mostrando una “aparente” indiferencia a su figura de apego y digo aparente porque lo que hace es evitar expresar una emoción ya que ha recibido rechazo. También nos podemos imaginar el mismo escenario en donde el padre a veces es cariñoso y a veces es más hostil, lo que genera en el niño preocupación porque no sabe cómo el padre va a reaccionar la siguiente ocasión, evitando que se genere una experiencia de seguridad ante el descubrimiento de una situación y no logre la independencia sana que necesita.

¿Nos vamos dando cuenta cómo influye el apego en el desarrollo emocional de un adulto?

Así que hasta este punto estamos de acuerdo en que el apego es una conducta muy importante que todos experimentamos cuando somos pequeños, ya que satisface necesidades primarias e incluso tiene objetivos evolutivos y de supervivencia porque nos asegura la protección de una figura más fuerte, es positiva si se desarrolla de forma positiva o negativa en caso contrario. Esta interacción con nuestra figura de apego va a servir de base para nuestro desarrollo, la manera en que nos relacionamos con los demás, en que nos enfrentamos a los distintos problemas, a los retos emocionales y a nuestra relación con nuestro medio.

Entonces, el apego es un proceso necesario para lograr la independencia sana en nuestras experiencias a lo largo de nuestro crecimiento y cuando llegamos a nuestra etapa adulta: que nuestras decisiones no dependan de alguien más, que logremos alejarnos de una persona tóxica, que expresemos nuestras emociones adecuadamente, que logremos vínculos afectivos sanos con nuestros hijos y nuestra pareja, entre muchas otras interacciones con el mundo, que dependen de la forma en que aprendimos a descubrir el mundo y de la seguridad que nuestra figura de apego nos brindó, esto no quiere decir que nunca necesitemos de nadie ni pidamos consejo y nos volvamos súper hombres o súper mujeres, todo lo contrario, ser emocionalmente efectivos significa aceptar nuestras debilidades y aprender a pedir ayuda, es buscar el equilibrio entre la necesidad de protección y nuestra independencia.

Y ya se lo que muchos van a decir ¿y si no tuve una relación sana con mis padres cuando niño, ya valió? Pues déjame decirte que no, aún puedes modificar tu manera de descubrir el mundo y de tener relaciones sanas, recordemos que nadie nos enseña a ser padres, ellos cometieron errores y es posible que nosotros los estemos cometiendo con nuestros hijos, pero lo importante es identificarlos y pedir ayuda, perdonar y dejar de acumular culpas aceptando lo que no está en nuestras manos y cambiando aquello que si podemos cambiar. Analicemos cual es nuestra figura de apego actual y de qué manera podemos cerrar el ciclo que nos permita encontrar la independencia y el desarrollo de relaciones más sanas.

Existen varios estudios relacionados con el apego, si te interesa buscar más información puedes consultar el artículo de Lusmenia Garrido-Rojas de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz o realizar una búsqueda por distintos libros y artículos disponibles en la red.

Espero que esta información sea de mucha utilidad para ustedes y cumpla con el objetivo de aclarar un poco el significado del apego. Les quiero recordar que el primer paso hacia el cambio es aceptar nuestras limitaciones y si mantenemos una actitud positiva podemos hacer grandes cosas por nosotros y nuestras familias.

Me despido de ustedes y los invito a que lean mi siguiente artículo, nos vemos por aquí otra vez, en PsicoDescubrir.

Garrido-Rojas, L. (2006) Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista Latinoamericana de Psicología, 38(3), 493-507. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80538304

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